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Jardines hay muchos. Cada cual seduce de una manera
distinta, ya sea por su historia, diseño y originalidad, variedad de plantas o
calidad en horticultura. A menudo me digo, ¡este es el más bonito que conozco!
Es que la jardinería siempre nos da sorpresas.
Esta experiencia nutre la capacidad de
maravillarnos, que es lo más enjundioso de la vida. Por otro lado me plantea la
pregunta, ¿que constituye la belleza en un jardín? ¿Cuál es la diferencia entre
un jardín que deleita y otro que resulta indiferente?
Para mí el secreto está en las combinaciones de
plantas y el uso creativo de su forma, textura y color para crear impacto todo
el año.
El corolario ineludible es que un jardinero, o
diseñador de jardines, debe conocer sus plantas para luego usarlas como un
pintor, para expresar sentimiento y capturar espacio, luz y movimiento.
Ayer visite Wisley y encontré más evidencia para mi
conclusión.
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